Corrientes de la filosofía contemporánea

MARXISMO

Marxismo, doctrina y teoría social, económica y política basada en la obra de Karl Marx y sus seguidores, indisolublemente unida a dos ideologías y movimientos políticos: el socialismo y el comunismo.

Marx pretendía desvelar las leyes inherentes al desarrollo del capitalismo. Creía que cada época histórica se caracterizaba por un modo de producción específico que se correspondía con el sistema de poder establecido y, por lo tanto, con una clase dirigente en perpetuo conflicto con una clase oprimida. Así, la sociedad medieval estuvo caracterizada por el modo de producción feudal, en el que la clase poseedora de la tierra obtenía una plusvalía del campesinado que trabajaba aquélla. Las sucesivas transiciones del sistema de esclavitud al feudalismo, y del feudalismo al capitalismo, se produjeron cuando las fuerzas productivas (es decir, los grupos relacionados con el trabajo y los medios de producción como las máquinas) no podían seguir desarrollándose con las relaciones de producción existentes entre las distintas clases sociales. Así, la crisis que afectó al feudalismo cuando el capitalismo necesitaba una creciente clase trabajadora conllevó la eliminación de las bases legales e ideológicas tradicionales que ataban a los siervos a la tierra.

HISTORICISMO Y VITALISMO

Historicismo. Tendencia intelectual a reducir la realidad humana a su historicidad o condición histórica.

La tesis central de Popper consiste en que el historicismo proviene de un punto de partida erróneo en su planteamiento, y falaz en sus implicaciones: la certeza de que la evolución humana puede ser objeto de predicción mediante el descubrimiento de ritos, modelos, leyes o tendencias que supuestamente gobernarían su curso. El historicismo cree descubrir leyes históricas inexorables. Pero como el curso de la historia humana está fuertemente influido por el crecimiento de los conocimientos y no podemos predecir por métodos racionales o científicos el crecimiento futuro de nuestros conocimientos, la creencia en un destino histórico es pura superstición, ya que no puede haber predicción del curso de la historia humana.

Además para el enfoque historicista el hombre individual aparece como un instrumento casi insignificante dentro del tablero general del desarrollo humano, ya que los actores realmente importantes en el escenario histórico son o bien las Grandes Naciones y sus Grandes Líderes, o bien quizás las Grandes Clases, o las Grandes Ideas. De esta manera interpretando el significado global, se podría predecir las evoluciones futuras de la humanidad y asentado así en una base sólida suministrar consejos prácticos acerca de las decisiones políticas que pueden tener éxito o que están destinadas al fracaso El historicismo pretende proporcionar una presciencia política con validez científica acerca de lo que vendrá, del futuro de la sociedad.

Las figuras paradigmáticas del historicismo son Popper, Hegel y Marx, y con antecedentes remotos en la Antigüedad : Heráclito y Platón.

VITALISMO

El vitalismo se caracteriza porque es una forma de irracionalismo, es decir, que niega la primacía de la razón en la Naturaleza y en las actividades humanas.

El vitalismo hace de un principio vital el principio explicativo de la vida o que afirma la irreductibilidad de la vida a toda materia.

La filosofía vitalista tiene como primera distinción de las filosofías tradicionales entender la realidad como proceso. Sin hacer metafísica tratan del ser en devenir, es decir, son herederos de Heráclito. En lo antropológico la libertad es no sólo característica de la voluntad, sino esencia del ser hombre. Además se abandona el concepto tradicional de razón (abstracta, especulativa o científica) para considerar la razón como vital o histórica.

El vitalismo marchará paralelo a otra corriente filosófica que coincide con él en estas características y en la crítica a las filosofías predominantes del sg. XIX (idealismo y positivismo). Ésta es el historicismo, cuyo principal representante es Dilthey.

El vitalismo tiene dos principales manifestaciones. La primera de carácter científico cuyo principal portavoz es Hans Driesch, según la cual es reacción contra el mecanicismo materialista que propugna la reductibilidad de lo vivo a los procesos físico-químicos de la materia inerte. Postula la existencia necesaria de un principio vital ajeno a la materia que explica los complicados fenómenos de lo viviente. La segunda manifestación es de carácter filosófico, y es la que propiamente se llama vitalismo o filosofía de la vida. A ésta se debe que la filosofía consiguiera alejarse de las "intromisiones científicas" sobre todo de las físicas; precisamente por remarcar el carácter diferenciado de las realidades vitales no susceptibles de un tratamiento sólo matemático. También se debe al vitalismo la reacción contra el racionalismo exagerado que supuso el idealismo alemán posterior a Kant. Por estas razones exaltan los vitalistas lo siguiente:

La vida como realidad radical.

Ontológicamente, la vida es lo sustancial del hombre.

Gnoseológicamente, conocer la realidad prescindiendo del razonamiento y utilizando la vivencia, la intuición que simpatiza con lo que quiere conocer (más que razonar sobre las cosas hay que tener experiencias vitales de ellas o con ellas).
 
Axiológicamente (filosofía de los valores) no hay otro criterio para jerarquizar los valores, que determinan qué es lo bueno y lo malo, más que la vida.

No debemos entender el concepto vida únicamente como el proceso biológico que se desarrolla durante un período de tiempo afectando a lo animal en el hombre, sino más bien del modo más amplio posible.

Los principales filósofos serán Henry Bergson (desarrolla su labor en el sg. XX), y el precursor Shopenhauer, que sin ser propiamente vitalista fue el contemporáneo de Hegel que más radicalmente se opuso a su filosofía, hasta su muerte en 1861.

FENOMENOLOGÍA.

Fenomenología, movimiento filosófico del siglo XX que describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir a teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas tales como las ciencias naturales.

La fenomenología ha tenido una influencia creciente sobre el pensamiento del siglo XX. Se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas de teología, sociología, psicología, psiquiatría y crítica literaria, y la fenomenología sigue siendo una de las escuelas más importantes de la filosofía actual.

Edmund Husserl, Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre, Maurice Merleau-Ponty.




EXISTENCIALISMO


Existencialismo, movimiento filosófico que resalta el papel crucial de la existencia, de la libertad y de la elección individual, y que gozó de gran influencia en distintos pensadores y escritores de los siglos XIX y XX.

Debido a la diversidad de posiciones que se asocian al existencialismo, el término no puede ser definido con precisión. Se pueden identificar, sin embargo, algunos temas comunes en todos los autores existencialistas. El término en sí mismo sugiere uno principal: el énfasis puesto en la existencia individual concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la libertad individual y los conflictos de la elección.

Platón, Sören Kierkegaard, Friedrich Nietzsche.


NEOPOSITIVISMO Y LA FILOSOFÍA ANALÍTICA.


Neopositivismo


En los años que transcurren entre las dos guerras, la reflexión sobre el método científico recibe un impulso decisivo. Durante ese período el centro principal de la filosofía de la ciencia fue la universidad de Viena, donde un grupo de científicos filósofos -reunidos en torno a Moritz Schlick- dieron vida al Círculo de Viena (el Wiener Kreis). El pensamiento de los miembros del círculo se conoce con el nombre de "neopositivismo" o "positivismo lógico", y se caracteriza por una actitud decididamente antimetafísica y por toda una serie de profundos análisis de gran relevancia acerca del lenguaje, la estructura y los métodos de las ciencias naturales, y los fundamento de la matemática.

La llegada de Hitler al poder comportó el final del Círculo de Viena.

Filosofía analítica

Movimiento filosófico surgido en el siglo XX, principalmente en el Reino Unido y en Estados Unidos después de la II Guerra Mundial, que trata de aclarar el lenguaje y analizar los conceptos expresados en él. Ha recibido diversas denominaciones, como análisis lingüístico, empirismo lógico, positivismo lógico, análisis de Cambridge y filosofía de Oxford. Las dos últimas derivan de la especial influencia que tuvo en la Universidad de Cambridge y en la Universidad de Oxford. Aunque el movimiento no acepta ninguna doctrina o teoría específica de forma unánime, los filósofos analíticos y del lenguaje están de acuerdo en que la actividad propia de la filosofía es aclarar el lenguaje o, como prefieren algunos de ellos, esclarecer conceptos. El objeto de su actividad es resolver los problemas filosóficos, los cuales, afirman, se originan en la confusión lingüística.

Algunos diálogos de Platón (de forma muy específica, Crátilo, dedicado al lenguaje) están destinados a aclarar términos y conceptos. Sin embargo, esta forma filosófica de reflexión cobró un énfasis renovado durante el siglo XX. Influidos por la tradición empírica británica (de John Locke, George Berkeley, David Hume y John Stuart Mill) y por los escritos del matemático y filósofo alemán Gottlob Frege, los pensadores ingleses George Edward Moore y Bertrand Russell se erigieron en fundadores del movimiento filosófico analítico. Compañeros en Cambridge, Moore y Russell rechazaron el idealismo hegeliano expuesto en la obra del metafísico inglés Francis Herbert Bradley, quien mantenía que nada es real por completo excepto lo absoluto. Su oposición al idealismo y su concepción de que la atención esmerada al lenguaje es crucial en la investigación filosófica, se convirtieron en las principales características de la filosofía anglosajona durante gran parte del siglo XX.